Gentleness

Ezer Equipada | Gentileza

Ezer Equipada | Gentileza

Ezer Equipada | Gentileza

Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia. - Colosenses 3:12

¿Cómo imaginas la gentileza? Me imagino un cordero dando pasos tambaleantes; una madre meciendo a su bebé; o una brisa soplando ligeramente entre los árboles. Estas imágenes reflejan las cualidades tranquilas, amables, tiernas y suaves que se asocian con la gentileza. Pero hay otro aspecto de gentileza a considerar: poder bajo control. El fruto espiritual de la gentileza no es débil, pasivo o frágil, sino una forma de poderosa humildad.

Este tipo de gentileza sana y ayuda. Me imagino a una leonesa temible en reposo, vigilando a sus cachorros jugar, asegurándose que estén cerca y seguros; un bombero rescatando a un niño de una casa en llamas; un profesor o entrenador que enseña pacientemente una destreza nueva; o los movimientos precisos de un cirujano para extirpar un tumor, corregir un defecto o suturar una herida.

Con frecuencia me siento tentada a ejercer el poder sin sabiduría ni control para intentar controlar situaciones o personas. Quiero defender mi caso, lograr resultados rápidos y obtener aprobación. Me dejo guiar por la ansiedad, la superioridad o la ira orgullosa, pero no el amor. Ejercer un poder desenfrenado para controlar a los demás crea dolor, vergüenza, conflicto, actitud defensiva, juicio, inseguridad, ansiedad, fariseísmo y condenación. Es fácil ver este tipo de abuso de poder en nuestro mundo roto. Somos reactivos, orgullosos, envidiosos, no perdonamos, nos enojamos fácilmente, buscamos venganza, somos altivos y arrogantes.

En marcado contraste, el evangelio ejemplifica el poder de la gentileza para rescatar y transformar corazones y vidas. Con amor valiente y humildad audaz, Cristo tomó una forma humana, vivió una vida de perfecta obediencia, asumió nuestro pecado y lo cargó en nuestro lugar en la cruz. Él nos rescató de la muerte y nos dio acceso al perdón, la salvación y la vida eterna que nunca podríamos ganar con nuestros propios esfuerzos (Filipenses 2:6-11, Efesios 2:13). Cuando entendemos la magnitud de la gracia gentil y generosa de Dios, estamos facultados a seguirlo con valor y agradecimiento (Colosenses 3:12).

El fruto de la gentileza ofrece fortaleza desde una posición de una tranquila confianza y promueve la seguridad y la protección. Palabras de gentileza instruyen, exhortan y animan a otros con cariño (2 Timoteo 2:23-25). Un corazón gentil nos motiva a perdonar (Colosenses 3:13), a evitar los chismes y a tratar a los demás con respeto (Tito 3:2). Mostramos gentileza cuando buscamos la rectitud con contentamiento en lugar de buscar dinero, estatus o aprobación (1 Timoteo 6:10-11). Honramos a Dios cuando demostramos la gentileza con aquellos a quienes lideramos por mostrar bondad y gracia (Isaías 40:11). La gentileza nos anima a llevar las cargas de los demás (Gálatas 6:2) y a perseverar a través del sufrimiento mientras nos aferramos a la esperanza y el gozo de Cristo (1 Pedro 2:13-25).

La fuerza del fruto de la gentileza sólo puede provenir de la obra del Espíritu de Dios en nuestros corazones. Cuando entendemos el amor de Dios por nosotros y por su pueblo, podemos buscar a otros con el amor de Dios. Podemos servir y animar a otros y sufrir y sacrificarnos con gozo al mirar el ejemplo de nuestro Salvador.

Atentamente, Kim Dalgety

Leer:

Toma un tiempo para leer, meditar y pensar en las siguientes escrituras:

Filipenses 2:6-11

Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse.

En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano.

2 Timoteo 2:23-25

Un siervo del Señor no debe andar peleando, sino que debe ser bondadoso con todos, capaz de enseñar y paciente con las personas difíciles. Instruye con ternura a los que se oponen a la verdad.

1 Pedro 2:13-25

No respondía cuando lo insultaban ni amenazaba con vengarse cuando sufría.

Dejaba su causa en manos de Dios, quien siempre juzga con justicia.

Él mismo cargó nuestros pecados sobre su cuerpo en la cruz, para que nosotros podamos estar muertos al pecado y vivir para lo que es recto.

Reflexionar:

Te animamos a usar estas preguntas para reflexionar, escribir una oración a Dios y conversar con una amiga, tu familia o alguien cercano.

  1. ¿Cómo buscas forzar resultados en lugar de adoptar un enfoque de gentileza con los demás?
  2. ¿Puedes recordar ejemplos de cómo la gentileza de alguien cambió tu corazón?
  3. ¿Cuál es un paso de audaz gentileza que puedes comprometerte a dar para animar a alguien en tu vida?
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