DÍA 3: La Victoria de Dios
Versículo Clave
¡Pero gracias a Dios! Él nos da la victoria sobre el pecado y la muerte por medio de nuestro Señor Jesucristo.
1 Corintios 15:57
Lectura
Lo que les digo, amados hermanos, es que nuestros cuerpos físicos no pueden heredar el reino de Dios. Estos cuerpos que mueren no pueden heredar lo que durará para siempre.
Pero permítanme revelarles un secreto maravilloso. ¡No todos moriremos, pero todos seremos transformados! Sucederá en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, cuando se toque la trompeta final. Pues, cuando suene la trompeta, los que hayan muerto resucitarán para vivir por siempre. Y nosotros, los que estemos vivos, también seremos transformados. Pues nuestros cuerpos mortales tienen que ser transformados en cuerpos que nunca morirán; nuestros cuerpos mortales deben ser transformados en cuerpos inmortales.
Entonces, cuando nuestros cuerpos mortales hayan sido transformados en cuerpos que nunca morirán, se cumplirá la siguiente Escritura:
«La muerte es devorada en victoria.
Oh muerte, ¿dónde está tu victoria?
Oh muerte, ¿dónde está tu aguijón?».
Pues el pecado es el aguijón que termina en muerte, y la ley le da al pecado su poder. ¡Pero gracias a Dios! Él nos da la victoria sobre el pecado y la muerte por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Por lo tanto, mis amados hermanos, permanezcan fuertes y constantes. Trabajen siempre para el Señor con entusiasmo, porque ustedes saben que nada de lo que hacen para el Señor es inútil.
1 Corintios 15:50-58
Reflexiona
En este pasaje, el apóstol Pablo concluye su enseñanza sobre la resurrección. Aquí, enfatiza que nuestra esperanza no está en esta vida terrenal y corruptible, sino en la victoria final que Cristo asegura a través de su resurrección. El cuerpo corruptible será transformado, y la muerte, nuestro mayor enemigo, será finalmente derrotada. La victoria sobre el pecado, la muerte y la ley no es nuestra; es un regalo de Dios a través de la obra redentora de Cristo. La resurrección de Jesús garantiza nuestra propia resurrección y transformación.
En esta Navidad y siempre, vive con gratitud. La verdadera victoria no se encuentra en tus esfuerzos, sino en Cristo. Confía en su triunfo y celebra la vida eterna que Él ofrece.
Oración
Señor, gracias porque en Cristo tengo la victoria sobre el pecado y la muerte. En esta Navidad, ayúdame a vivir con gratitud, firmeza y esperanza. Que mi vida refleje tu triunfo y tu amor eterno. Amén.