Salmos 119:129-152

Salmos 119:129-152

Pe

Tus leyes son maravillosas.
¡Con razón las obedezco!
La enseñanza de tu palabra da luz,
de modo que hasta los simples pueden entender.
Abro la boca y jadeo
anhelando tus mandatos.
Ven y muéstrame tu misericordia,
como lo haces con todos los que aman tu nombre.
Guía mis pasos conforme a tu palabra,
para que no me domine el mal.
Rescátame de la opresión de la gente malvada,
entonces podré obedecer tus mandamientos.
Mírame con amor;
enséñame tus decretos.
Torrentes de lágrimas brotan de mis ojos,
porque la gente desobedece tus enseñanzas.

Tsade

Oh Señor, tú eres recto,
y tus ordenanzas son justas.
Tus leyes son perfectas
y absolutamente confiables.
La indignación me agobia,
porque mis enemigos despreciaron tus palabras.
Tus promesas fueron sometidas a una prueba rigurosa;
por eso las amo tanto.
Soy insignificante y despreciado,
pero no olvido tus mandamientos.
Tu justicia es eterna,
y tus enseñanzas son totalmente ciertas.
Cuando la presión y el estrés se me vienen encima,
yo encuentro alegría en tus mandatos.
Tus leyes siempre tienen razón;
ayúdame a entenderlas para poder vivir.

Cof

Oro con todo el corazón; ¡respóndeme, Señor!
Obedeceré tus decretos.
A ti clamo; rescátame
para que pueda obedecer tus leyes.
Me levanto temprano, antes de que salga el sol;
clamo en busca de ayuda y pongo mi esperanza en tus palabras.
Me quedo despierto durante toda la noche,
pensando en tu promesa.
Oh Señor, en tu fiel amor oye mi clamor;
que el seguir tus ordenanzas me reanime.
Los que no respetan la ley vienen a atacarme;
viven alejados de tus enseñanzas.
Pero tú estás cerca, oh Señor,
y todos tus mandatos son ciertos.
Desde los primeros días
sé que tus leyes durarán para siempre.